jueves, 31 de enero de 2013

Sol, luna y estrellas.

El sol, la luna y las estrellas son realidades que la Humanidad ha hecho suyas en numerosísimas ocasiones y contextos. Los astros no nos dejan indiferentes, son grandes, magníficos, impresionantes y bellos. También, a veces temibles.

Iconos de facebook (★ ✩ ✮ ✯✰ ☆ ⋆ ),tatuajes (1), emblemas políticos... siempre han simbolizado muchas cosas en las diferentes culturas y subculturas.



La cultura cristiana ha adoptado estos símbolos cósmicos para orientarlos hacia su significado más certero, más profundo.
La Estrella, expresa simbólicamente, la esperanza de quien aguarda la llegada del día después de las tinieblas de la noche.

Diversos pasajes de la Biblia nos muestran a la estrella como guía, siendo el más famoso el de la Adoración de los Reyes Magos.

Pero en la mayor parte de los casos la estrella se vincula a la Virgen María y el sol a Jesús. Son bellos estos versos de Lope de Vega:
 Una clara estrella tan divina y celestial, que con ser estrella, es tal, que el mismo sol nace della. De Ana y de Joaquín oriente de aquesta estrella divina sale su luz clara y dina de ser pura eternamente: el Alba más clara y bella no le puede ser igual, que con ser estrella, es tal,

 

que el mismo sol nace della. No le iguala lumbre alguna de cuantas bordan el cielo, porque es el humilde suelo de sus pies la blanca luna: nace en el suelo tan bella, y con luz tan celestial; que con ser estrella, es tal, que del mismo sol nace della. 

En la oscuridad de la noche los navegantes, durante muchos siglos, confiaban en las estrellas para orientarse hacia puerto seguro. Conocemos a María con la advocación de "Estrella del Mar".

Ella es la estrella del tercer milenio, como fue en los comienzos de la era cristiana la aurora que precedió a Jesús en el horizonte de la historia.

La Virgen es la estrella de la  evangelización que nos lleva hasta Cristo, el puerto seguro.

Antes de salir el Sol hay una estrella (en realidad es un planeta) que brilla más que ninguna y que incluso podemos ver con el alba. Es la estrella de la mañana que anuncia el día, y con él el fin de las tinieblas. María nos anuncia la llegada del Señor, el Sol que viene. ("Estrella de la mañana", llamamos a María)
Estos símbolos procedentes de las Letanías Lauretanas son los que mayoritariamente acompañan a la Virgen en las diferentes representaciones que de Ella se han hecho.

 
No obstante, en la Inmaculada Concepción, aunque podemos encontrar estos temas, será la presencia de la Luna y el Sol la que más se aprecie dentro de esta iconografía.

El Sol, principio de la vida, la luz; y la luna, vinculada a la noche, lo oscuro, lo misterioso, es decir, la muerte. 
La luna siempre ha sido considerada como Madre, Mediadora, Escalón o Puente entre la Tierra y el Cielo, entre los dioses y los hombres. Así nos lo relatan mitos símbolos y religiones, asociándola con la Materia Primordial, las Vírgenes Madres, Diosas del amor , de la fertilidad, de la sabiduría. La luna, nos va marcando los diferentes ritmos vitales, que duran unos veintiocho días. Su importancia radica en su particular relación con el Astro Rey, con una relación masculino femenina.
El Sol puede ser considerado el elemento opuesto al astro lunar, pero a la misma vez complementario. Simboliza la Justicia, emparejándose con dioses clásicos como Apolo y su carro del Sol. Pasó a identificarse con Dios Padre, Cristo o el Mesías.

Además acompañan a la Madre doce estrellas, alrededor de su majestuosa cabeza, emparejándose con las Doce Tribus de Israel, en su forma originaria.

En el Apocalípsis (12, 1) se tiene una visión, tradicionalmente aplicada a María y a la Iglesia: Se ve a una Mujer “vestida de sol, la luna bajo sus pies y coronada de estrellas”.  También a la Virgen se aplica lo que dice el Cantar de los Cantares: “Hermosa como la luna y limpia como el sol” ( 4, 12). La luna y el sol, en el lenguaje simbólico indican la unión entre el cielo y la tierra. Es representación del Universo material creado.

Las estrellas indican también el honor de la Hija de Sión sobre el nuevo Israel, que es la Iglesia.

Salvo Jesús, no hay en la iconografía cristiana otro objeto representado con tanta frecuencia y con tanto amor como la faz de la Santa Virgen. Los pintores han buscado, a lo largo de los siglos, dar al rostro de la Virgen toda la belleza, la ternura, la dignidad y la grandeza que podían imaginar.


La Madre de Dios aparece siempre entristecida en los iconos rusos. Esta tristeza puede estar llena de dolor o llena de luz, pero siempre repleta de sabiduría y de fuerza espiritual. La Virgen María puede mostrar al Niño al mundo con solemnidad, estrechar al Hijo con toda la ternura o bien sostenerlo ligeramente. Está siempre llena de benevolencia, adora a su Divino Niño y acepta con mansedumbre su inevitable sacrificio.


 En cuanto mujer casada, la siempre Pura lleva en la cabeza un velo que desciende sobre los hombros, según la costumbre de las mujeres hebreas de su época. Se pinta sólo de color rojo (símbolo de sufrimiento y memorial de la descendencia real). Los vestidos están pintados en azul, como signo de la pureza celestial de la Virgen, la más perfecta entre los hombres.
Otro detalle muy importante del vestido de la Virgen son las bocamangas. Son características también de la vestidura de los sacerdotes; en los iconos nos recuerdan la “concelebración” de la Virgen María (y, con ella, de toda la Iglesia) con Cristo, el Primer Sacerdote.

 Sobre la frente y sobre los hombros de la Virgen se pintan tres estrellas doradas. En los iconos, las estrellas se pintan como signo de que María permaneció Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Las tres estrellas son también símbolo de la Santísima Trinidad. En algunos iconos, la figura del Niño Jesús cubre una de las estrellas, simbolizando así la encarnación de la segunda hipostasis de la Santísima Trinidad: el Verbo.
Hay cinco tipos principales de iconos de la Virgen María: “la Virgen que reza”, “la Virgen que indica el camino”, “la Virgen de la ternura”, “La Virgen de toda gracia” y “la Virgen que intercede”.

La Virgen de Częstochowa es un ejemplo
de "Virgen que indica el Camino (Jesús)"
también llamada  “Odigitria” (sólo se le ve una estrella)

Odigitria con tres estrellas






Odigitria con dos estrellas. 
El Niño Jesús ocupa el lugar de la tercera

 
Icono moderno de "la Virgen de la Ternura"
 


Un estudio exhaustivo de la presencia del sol, la luna y las estrellas en la simbología cristiana sería prácticamente interminable, aunque interesantísimo.
Quiero proponer a "La Virgen que indica el Camino" ("Odigitria") como patrona y protectora de este camino que recorremos en comunión, algunos blogueros con al Papa, a lo largo del año de la Fe. Y es que la base de todo el recorrido es que Jesús es el Camino. ¿Quién mejor para mostrárnoslo que Ella?


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(1) Los tatuajes de estrellas pueden tener significados tan simplen como la elección de una estrella en el estudio de la astronomía, o tan complicados como el nacimiento de un niño.Pueden representar un cambio significativo en la vida o un deseo de alcanzar altos objetivos. Aunque también pueden elegirse sólo por la estética...

 

martes, 29 de enero de 2013

La mayor ilusión óptica del mundo



El fenómeno es conocido desde la antigüedad, pero cada persona lo descubre por sí mismo como asombroso. En una cálida noche de verano, el acogedor canto de los grillos acompaña la amena charla que tenemos con los amigos en la terraza mientras cenamos algo refrescante. Nuestra mirada, relajada, vaga y, ahí está: una enorme luna asoma tras la línea del horizonte.

-¡Qué luna tan grande hay hoy!, ¿Cómo es eso?- dice alguien.

Hay dos maneras simples de comprobar que lo que percibimos como una luna más grande no es real, sino la ilusión óptica más grande del mundo.

La primera, enrollar una hoja de papel a modo de telescopio y observar nuestro satélite a su través, aislándolo de su entorno. Inmediatamente la sensación de la gran luna se desvanece.

El segundo método requiere una cámara y algo de técnica fotográfica. Tomando exposiciones a intervalos fijos durante la carrera celeste de la luna, se verifica que su tamaño es siempre el mismo.

Y, en nuestra cena veraniega, comienzan las explicaciones:

-Es por el grosor de la capa atmosférica, igual que tiñe los ocasos de rojo- dice uno.

-Es debido a la refracción por el polvo y otras sustancias en suspensión. Como cuando parece que una cucharita en un vaso de agua está rota- añade otro.

Y así las explicaciones se suceden hasta que alguna deja a todos convencidos o, en cambio se cansan y cambian de tema.

Pero no es un enigma sencillo de resolver. Los científicos han tenido que darle bastantes vueltas antes de encontrar una explicación satisfactoria. Incluso la NASA tiene una página web dedicada a este debate.


“Para la correcta percepción del tamaño de un objeto, es importante disponer también de información correcta sobre la distancia real al observador. El cerebro humano calcula el tamaño de los objetos a partir del tamaño de la imagen proyectada en la retina (el tamaño angular) y del conocimiento disponible acerca de su distancia (ley de Emmert), dado que un objeto más cercano a la retina produce una imagen de mayor tamaño que uno más alejado, el cerebro, empleando la experiencia, interpreta que está más cerca. Como la Luna está siempre a una distancia constante durante la misma noche, el supuesto cambio de tamaño de la Luna dependiendo de su cercanía al horizonte es una ilusión (…)
 

El tamaño real de la Luna en las cercanías del cenit no se percibe correctamente. Todos los astrónomos saben, que la Luna tiene un diámetro mucho más grande (3.476 km), de lo que la ligeramente defectuosa percepción humana permite apreciar. Por esta causa aparece la apreciación incorrecta de la distancia: la enorme distancia (aproximadamente 385.000 km) de la Luna no es perceptible para el hombre, pero la «Luna en el horizonte» parece más lejana que cuando está en lo alto del firmamento. A causa de la presencia de información de referencia (árboles, casas, etc.) junto a la visión de la línea del horizonte y de la ausencia de estas referencias en lo alto hace que el cielo, en el que parecen estar suspendidas la Luna, el Sol y las estrellas, parezca achatado. Dado que en ambos casos el tamaño de la imagen en la retina es el mismo, a causa de la diferente percepción de las distancias parecería más grande la Luna en el horizonte y menor en las proximidades del cenit”.


En este vídeo puede verse muy bien y, aunque está en inglés, basta con las imágenes para comprenderlo bien:




(Vídeo de http://mangasverdes.es/2012/10/26/explicacion-animada-ilusion-lunar/)




Así pues ¡Es sólo una ilusión óptica la que nos hace percibir esas diferencias de tamaño entre la luna en lo alto del cielo y la luna en el horizonte! Se trata de la llamada "ilusión de Ponzo" que también nos hace percibir como de distintos tamaños los dos segmentos amarillos:


 

Mira hacia el frente, ¿a qué parece que viajemos hacia la luna?
 
 
 


Nuestros sentidos físicos, nuestras emociones, nuestro razonamiento…son dones maravillosos que Dios nos ha concedido para nuestra utilidad en el camino de la vida. Gracias a ellos podemos servirle mejor y nos orientan bastante bien. Pero en muchas ocasiones nos engañan con apariencia subjetiva de verdad. Incluso de modo colectivo. Por eso hay que agradecer mucho a Jesús que haya prometido asistir a la Iglesia hasta el fin y que nosotros podamos encontrar solaz en el Magisterio de la Iglesia Católica y en la Fe que profesamos. Así somos como chiquitines subidos a hombros de un gigante y mejoramos nuestra perspectiva, nuestras fuerzas…
¡No seamos, pues, tan necios de querer anteponer nuestros juicios a los de la Iglesia, hacernos una fe a nuestra medida o querer caminar al margen de nuestra Madre y Maestra!


jueves, 24 de enero de 2013

No sea que "veamos las estrellas"...

Me vino la idea  al leer el principio del post “Vimos su estrella en oriente” y me documenté.
¿Por qué vemos las estrellas (puntitos luminosos que se mueven, aparecen y desaparecen) cuando nos damos un golpe en la cabeza, en el ojo y en algunas otras ocasiones?
Se debe a la naturaleza de la retina. Ésta constituye la cobertura más interna del globo ocular, una delgada capa de tejido nervioso encargado de recoger la información visual y transmitirla al cerebro. Es en la retina donde se proyectan las imágenes que pasan a través de la pupila, para luego transmitirlas al cerebro. La células nerviosas que la integran tienen una naturaleza muy peculiar y especializada, la única respuesta que sabe hacer llegar al cerebro es información visual. Es  decir que todo estímulo nervioso que provenga de la retina, el cerebro lo interpretará como información visual (sea ésta real, o no).
 

Si “aplastamos” o “tiramos” del tejido retiniano, somos capaces de estimular los receptores. Estamos engañando al ojo, porque el estímulo no es la luz, pero los receptores estimulados lo transmitirán como si hubiera llegado una luz brillante. El cerebro interpretará como un punto luminoso, intenso y pasajero, en la zona del estímulo.
 
La parte interna del ojo no está vacía sino rellena del humor vítreo, una especie de gel que está adherido a la retina. Cuando nos damos un golpe en la cabeza o el ojo, este movimiento tan brusco hace que el humor vítreo trate de deslizarse o desplazarse dentro de la cavidad y, por su naturaleza elástica, tenderá a presionar puntos de la retina en la dirección del desplazamiento, y tenderá a tirar de las zonas del lado contrario.
 
De esta manera, la retina se ve “irritada”, estimulada desde el interior. Y se producen esos puntitos brillantes que nos parecen estrellas.
 No todos los puntos brillantes producidos sin estímulo luminoso se deben a un golpe; hay otras causas frecuentes:

 •Una falta transitoria de riego sanguíneo en la cabeza. Cuando estamos tumbados y nos incorporamos rápidamente, a veces ocurre que vemos estrellitas, se nos oscurece la visión e incluso nos desmayamos, y se debe a una bajada de tensión arterial. Sucede igual si la tensión arterial disminuye por otro motivo (dolor intenso, pérdida de sangre…)

 •Un dolor de cabeza (típicamente una migraña o jaqueca)

•Una tracción o rotura retiniana.
etc.

Lo importante aquí es que la retina está hecha para transmitir sólo estímulos visuales y si recibe otros los identifica y transmite como tales.

De un modo análogo, como dice San Agustín (1), estamos hechos para Dios.Tenemos ansia de infinito, de felicidad, de inmortalidad, de amor…sed espiritual.   Si nuestro corazón no recibe estímulos adecuados, es decir, la verdadera Fe en el Dios verdadero y su verdadero Amor, se puede ver engañado por otros estímulos que confunda con la verdad y crea erróneamente que lo van a satisfacer y hacer feliz. Es el caso de la concupiscencia de la carne (creemos que con los placeres que ofenden a Dios, seremos saciados  y felices), o de los atractivos mundanos, o de otros espejismos que el demonio nos presenta. Muy especialmente sucede con la superstición, hoy tan extendida y las pseudoespiritualidades como la Nueva Era  (New Age) que inspira nuestra cultura.

 Ulises se protegió de los cantos de sirenas que pretendían hacerle perder el rumbo  y el timón de su barco. Tuvo que pedir ayuda a sus marineros y asimismo les previno y ayudó a ellos.
 
Con la Fe sucede algo parecido, el camino es angosto, a veces fatigoso y los “espejismos” nos pueden debilitar, desviar, corromper. Por eso Dios, que nos conoce, nos ha hecho caminar en comunidad, la Iglesia. No nos alejemos de ella, pidamos ayuda cuando nos veamos débiles, alimentémonos de los Sacramentos.

No queramos caminar solos y no estemos excesivamente seguros de nuestras fuerzas, no sea que “veamos las estrellas” o “los cantos de las sirenas” nos desvíen.
 
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(1)«Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

lunes, 21 de enero de 2013

María, Reina de las estrellas


Corría el año 1531 y apenas había terminado la conquista de México. Eran tiempos duros para el pueblo azteca, no sólo por la derrota y sufrimientos soportados sino porque sus predicciones astronómicas indicaban el final de su era. Los evangelizadores españoles no estaban en una situación mucho mejor. Eran poquísimos en número para llevar la Buena Noticia a un pueblo tan ingente y, además, se encontraban con el grave obstáculo de sus compatriotas que deseaban someter a la nueva nación sólo por la violencia y para la explotación.

No se hizo esperar Dios en enviar a su Santísima Madre en ayuda de todos los hombres del mundo entero. Seguro que, allí en el cielo, Nuestra Madre había dicho nuevamente a Jesús como lo hiciera en las Bodas de Caná (Jn 2, 1 -11): “No tienen vino”.  Y María se apareció en diversas ocasiones al indio Juan Diego (hoy día declarado Santo) en el Monte Tepeyac (México). En esa venida suya se presentó con un lenguaje que iban a poder entender todos, indígenas y españoles;  científicos (médicos, físicos, matemáticos) e historiadores y hasta los artistas de ayer y de hoy. La imagen que quedó estampada en la tilma (1) de San Juan Diego está repleta de ricos símbolos que bien unos, bien otros, podían comprender. Al final os dejo estos vídeos en los que se explican de un modo claro y pormenorizado la mayoría de ellos, a cuál más bello e interesante. Sin embargo sólo traeré aquí los que están relacionados con los astros.

Aquél que  ideó cielos y tierra y cuanto en ellos hay, los creó de la nada y sigue sosteniéndolos a lo largo de los siglos, ¿no va a saber pormenorizadamente todo sobre ellos? Conoce su curso y todos sus detalles y está muy por encima de los adivinos y quienes los consultan que pretendiendo anteponer la astrología a Su Creador, así le ofenden (2). Así, en la imagen de la Virgen de Guadalupe se puede ver cómo utiliza símbolos que los aztecas podían interpretar perfectamente:

-Para ellos el sol jugaba un papel clave en su civilización y le adoraban, ofreciéndole sacrificios humanos para propiciar que siguiera su curso. La imagen de María está por encima del sol, dejando apenas ver sus rayos, con lo que indica claramente que el ser humano es más que el sol.

-En esa conjunción astral, “el quinto sol” esperaban ellos con gran miedo el fin de su era. María sale al paso de sus temores indicando que incluso eso está bajo su control (Dios se lo concede).

2-El manto lleno de estrellas significaba para ellos que una nueva civilización o era estaba comenzando. En él están reproducidas todas las constelaciones que había en el cielo en el momento exacto de la aparición el 12 de diciembre de 1931, agrupadas como en la realidad y vistas desde encima. El manto, para los aztecas simbolizaba el cielo y la túnica la tierra.

A) Lado Izquierdo de la Virgen

En el lado izquierdo del manto de la Virgen (a nuestra derecha porque la vemos de frente) se encuentran “comprimidas” las constelaciones del sur:

Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco (Ophiucus).

Abajo se observa Libra y a la derecha, la que parece una punta de flecha corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius).

Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra).

Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux) sin ninguna duda, y a su izquierda aparece el cuadrado ligeramente inclinado de la constelación de Centauro (Centaurus).

En la parte inferior, solitaria, resplandece Sirio.

B) Lado Derecho de la Virgen

En el lado derecho del manto de la Virgen se muestran las constelaciones del norte:

En el hombro, un fragmento de las estrellas de la constelación de Boyero (Bootes), hacia abajo a la Izquierda le sigue la constelación de la Osa Mayor (Ursa Maior) en forma de una sartén. La rodean: a la derecha arriba, la cabellera de Berenice (Coma Berenices), a la derecha abajo, Lebreles (Canes Venatici), a la izquierda Thuban, que es la estrella más brillante de la constelación de Dragón (Draco).

Por debajo de dos estrellas (que todavía forman parte de la Osa Mayor), se percibe otro par de estrellas de la constelación del Cochero (Auriga) y al oeste, hacia abajo, tres estrellas de Tauro (Taurus).

De esta manera, quedan identificadas en su totalidad y en su sitio, un poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte del Valle de México.
 

Asimismo, si contemplamos el manto en posición horizontal y se trasladan estas estrellas a un pentagrama, constituyen las notas y pausas correspondientes a una bella melodía. Recordemos que lo primero que observó Juan Diego al ver aparecerse a la Virgen fue una melodía.
Basada en ella, esta hermosa composición que sigue a continuación: 
 
 
3-La luna se halla en la misma fase que el día de la aparición, además la Virgen se halla en medio de ella. Teniendo en cuenta que, en lengua náhualt, "México" significa "en el ombligo de la luna", así indica la Virgen la ubicación de la aparición.
 
-La mañana en que se apareció la Virgen de Guadalupe, tuvo lugar el solsticio de invierno. Para los indios era el día más importante del calendario religioso, el día en que el Sol vence a las tinieblas y surge victorioso. Por ello fue el día en que María les presentó a su Hijo, para que comprendieran que Ella traía en su seno al Dios verdadero.
 
 
Nuestra Santísima Madre habló de modo que los indios pudieran comprender inequívocamente su mensaje. También fue así para los evangelizadores. Se identificó rápidamente la imagen grabada en la tilma con la Virgen como la describe el Apocalipsis 12, 1 -5:

 "1. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono."

No es difícil interpretar que en el manto de la Virgen aparece completo el firmamento para simbolizar que Ella ofrece protección a todo el mundo.


María, que se aparece con rasgos mestizos, fue la única capaz de conciliar dos mundos que, tras tantas violencias mutuas y diferencias, parecían irreconciliables.
Ella, encinta, defiende la vida desde el seno mismo de la madre.
Ella es quien engendra al "Sol de Justicia que nace de lo alto", único Dios, por encima de cualquier astro o criatura.

¡Viva la Virgen de Guadalupe!

No os perdáis los vídeos, son interesantísimos:
 













 

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 (1)Tilma es la manta de algodón que llevaban los hombres del campo a modo de capa, anudada sobre un hombre.

(2) Catecismo de la Iglesia Católica:

2116 Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.

Levítico 20, 6 Si alguno se dirige a los que consultan a los espíritus, o a los brujos para prostituirse con ellos, volveré mi rostro contra él y lo eliminaré de su pueblo.

Deuteronomio 18, 10 Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros.

 1 Crónicas 10,13 Saúl murió a causa de la infidelidad que había cometido contra Yavé, porque no guardó la palabra de Yavé, y también por haber interrogado y consultado a los nigrománticos.

 Jeremias 29, 8 No se dejen engañar por los profetas, ni por los adivinos que hay entre ustedes, ni crean en sus sueños, fruto de su imaginación.

domingo, 20 de enero de 2013

(...)APARECIÓ EN EL CIELO (...) UNA MUJER VESTIDA DEL SOL, Y LA LUNA DEBAJO DE SUS PIES, Y EN LA CABEZA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS (Ap. 12, 1)

          El año 1955, la UE existía sólo bajo la forma de la Comunidad Europea del acero y reunía seis estados miembros. El Consejo de Europa (otro organismo que se había creado para defender los derechos humanos y promover la cultura europea) estaba buscando un símbolo. De entre 101 proyectos, se escogió el actual: un círculo de doce estrellas doradas sobre fondo azul. 

Bandera de Europa

El Consejo de Europa animó a otras instituciones europeas a adoptar la misma bandera y el Parlamento Europeo la aceptó el año 1983. El año 1985 los Jefes de Estado y el Gobierno de la UE la adoptaron como emblema oficial. Todas las instituciones europeas la utilizan desde el año 1986.
¿De dónde vino la idea? 

Su diseñador Arsène Heitz explicó:
"Me han pedido que diseñe la bandera de Europa. De pronto, me ha surgido la idea de poner las doce estrellas de la Medalla Milagrosa de la rue du Bac (de la cual estaba leyendo la historia de las apariciones) sobre un fondo azul, el color de la Virgen Santa”. 

Se sabe también que R.Schuman y K.Adenauer rezaron juntos en la catedral de Estrasburgo ante la imagen de la Virgen Inmaculada, coronada con doce estrellas, antes de defender el proyecto ante el Consejo de Europa. 

Ni las estrellas ni el azul de la bandera son propiamente símbolos religiosos, lo cual respeta las conciencias de todos los europeos. Así, cuando Paul M. G. Lévy tuvo que explicar a los Miembros de la Comunidad Económica el sentido del diseño, interpretó el número de las doce estrellas, como "guarismo de plenitud", puesto que en los cincuenta no eran doce ni los miembros de este Consejo, ni los de la UE (por lo tanto, el número de estrellas no cambia con las ampliaciones de la UE).


 Sin embargo, en el alma de Heitz habían estado presentes las palabras del Apocalipsis: 


"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza” (Ap. 12,1). 

          Y, sin darse cuenta quizás, los delegados de los ministros europeos, adoptaron oficialmente la enseña en la fiesta de la Señora: el 8 de diciembre de 1955. ¡Muchas casualidades! Descubriremos fácilmente la sonrisa y el afecto de Nuestra Madre, la Reina de Europa, Reina de la Paz dispuesta siempre a ayudarnos.
El día 1 de enero celebraremos la Jornada mundial de la Paz, y del 18 al 25 de enero la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. 
¿De dónde vendrá la Paz, la Unidad en Europa, entre los cristianos, en casa, si cada uno piensa a su manera? 
         La única Paz verdadera vendrá del Espíritu Santo, pues Él es el único que sabe dónde está la felicidad de cada uno. En Él no caben egoísmos ni partidismos, ni la opresión ni la injusticia. Pidamos a María, su Esposa, que nos obtenga los dones del Espíritu Santo. Nos hace falta su luz para actuar bien en nuestra vida, especialmente a aquellos que nos gobiernan y nos apacientan. No los critiquemos, pidamos que el Espíritu Santo los ilumine y conduzca siempre. Sólo Dios-Amor acallará las guerras, todas nuestras guerras, desde la interior, hasta las internacionales.
SIGAMOS LAS 12 ESTRELLAS con que Dios coronó a Nuestra Madre Santísima.

jueves, 17 de enero de 2013

NO SALGAS DE NOCHE SIN GAFAS DE SOL ¡¿?! (Parte 2ª)


Como muy bien habéis ido objetando, la solución a la paradoja de Olbers consiste en que  los presupuestos sobre el universo en los que se basa son erróneos:

-El universo no es infinito sino sin bordes (finito pero ilimitado)


-No es homogénea la distribución de las estrellas.


-No tiene una cantidad infinita de estrellas sino indeterminada (en definitiva, el número de estrellas es finito).


-Y sobre todo no es estático.

La comunidad científica tardó casi cien años en llegar a estas conclusiones. Einstein mismo, partidario del universo estático, no pudo resolver la paradoja.


En 1929 Edwin Hubble publicó un estudio del movimiento de numerosas nebulosas planetarias, entonces se demostró la constante expansión del universo. Trabajando en el observatorio de Monte Wilson, fotografió galaxias durante muchas días e incluso muchas noches, en el mismo sitio del cielo. Analizando la luz recogida así de esas galaxias, pudo establecer que todas ellas se alejan unas de otras, e incluso estableció una relación matemática que permite definir como ocurre esta expansión. Esta ley es una de las evidencias mas importantes que apoya la teoría del Big Bang. 

 Los cielos oscuros son otra evidencia de la expansión del universo. La expansión disminuye la frecuencia de la radiación que nos llega (las ondas se estiran) . A causa del efecto Doppler, el mismo que hace que oigamos el silbato de un tren que se aleja hacerse cada vez más grave, la luz que emiten las estrellas que se alejan (más rápido cuanto más lejanas) se va desplazando hacia la zona del rojo del espectro visual hasta que llega un momento en que no es visible para el ojo humano, son ondas de radio. (Aquí he simplificado un poco la explicación, suprimiendo algún paso, pero en el vídeo podréis verla más completa:





 En este vídeo se explica muy claramente la explicación más aceptada a la paradoja de Olberts.



Seguro que muchos podríais dar explicaciones más claras sobre esto, pero espero que para los fines de este post baste mi intento.
Deseo comparar nuestra ceguera a la radiación de las estrellas lejanas y la del eco del Big Bang con la ceguera a las gracias y bondades que Dios derrama constantemente sobre nosotros y para nosotros. Que no las veamos, no significan que no existan.

Muchas veces desconfiamos de Dios porque no entendemos sus planes. Como no "vemos" sus motivos, creemos que no existen y que tendría que aplicar los nuestros. Nos gustaría que se ajustara a nuestros planes, nuestros razonamientos, en lugar de actuar con los suyos que son infinitamente mejores. Sólo con una confianza ilimitada en su bondad, inteligencia y amor, podemos creer, aunque no veamos, que lo que Él dispone es siempre lo mejor: la luz de las estrellas está, aunque nuestro ojo no pueda verla.

Espero haberos hecho pasar un buen rato y llevado a una bonita reflexión con este pequeño juego. Un abrazo

 

miércoles, 16 de enero de 2013

NO SALGAS DE NOCHE SIN GAFAS DE SOL ¡¿?! (Parte 1ª)


La paradoja de Olbers es la contradicción aparente que existe entre que el cielo nocturno sea negro y que el Universo sea infinito (en tamaño, número de estrellas y que haya existido siempre).
Según el diccionario de la Real Academia Española, una paradoja es:

1.       Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas.

2.       Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera.

3.       Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción.

La paradoja nos estimula a la reflexión y es una experiencia que nos permite constatar las limitaciones de las herramientas de la mente humana. El intento de descifrar y resolver paradojas ha hecho avanzar mucho la ciencia, la filosofía, las matemáticas…


Hoy os voy a dejar intrigados con la paradoja de Olbers. Aunque se conoce desde antes,  recibe el nombre del físico y astrónomo alemán Wilhelm Olbers, que escribió sobre ella en la década de 1820. De un modo resumido podría explicarse así:  es la contradicción aparente que existe entre que el cielo nocturno sea negro y que el Universo sea infinito. Si lo es, cada línea de visión desde la Tierra debería terminar en una estrella. Por tanto, el cielo debería ser completamente brillante.

Es decir que si consideramos que el universo es infinito y distribuidas en él hay estrellas, también infinitas, iríamos recibiendo la luz de todas, por lejos que estuvieran, y se iría superponiendo a las partes oscuras dejadas por las demás. De ese modo, la noche tendría que ser aún más clara que el día como muestra la imagen:

Pero los astrónomos (y nosotros con ellos)  saben que durante la noche el cielo que hay entre las estrellas es negro. 

¡He aquí la paradoja!

Mañana os daré más pistas y al final, la moraleja.

sábado, 5 de enero de 2013

ASTRID, NUESTRA RADIANTE AMIGA







1.CÓMO NOS CONOCIMOS

¡Hola! Me llamo Myriam, y voy a explicaros una aventura que me sucedió hace muchos, muchos años, cuando yo era una niña como vosotros.
Vivía entonces con mis padres y mis tres hermanos en un pequeño pueblo de agricultores y ganaderos, rodeado de hermosos campos.
Desde que era tan pequeña que ni lo recuerdo, me gustaba mucho salir a pasear y jugar por los alrededores; me sentía acompañada y arropada por toda aquella naturaleza tan alegre y colorida. Una de mis actividades favoritas era correr por el prado con la cabeza inclinada hacia atrás (para sentir mejor los rayos cálidos del sol); y los brazos muy abiertos, con los dedos muy estirados, para gozar de la caricia del aire tibio de la primavera. Así me sentía feliz casi del todo, a pesar de todo lo que había pasado en mi familia.
¿Qué era lo que nos había pasado? El año anterior una garrapata había picado a mi hermano Lucas, que se había puesto muy enfermo. Mis padres habían tenido miedo de que no se curara y habían llorado mucho por él. También lo habían tenido que llevar a médicos y hospitales muy caros. A pesar de que no teníamos mucho dinero, no les había importado porque nos querían mucho y hubieran hecho cualquier sacrificio por uno de nosotros. Ya estaba mucho mejor y se iba poner bien del todo, pero aún tenía que usar una silla de ruedas porque todavía no podía caminar solo. Yo, cada vez lo veía más triste, y es que ¡debe de ser muy duro haberlo pasado tan mal con sólo siete años!. Además, añoraba mucho a nuestro hermano mayor, Fernando, que había empezado a ir a la universidad en la ciudad.
Yo era mucho mayor, o por lo menos así me sentía entonces, porque tenía ya ocho años recién cumplidos. Mi hermanita pequeña, Clara, sólo tenía seis y necesitaba aprenderlo todo de mí; bueno, casi todo. Solían gustarnos las mismas cosas y por eso aquella tarde estábamos juntas, jugando en el prado. Y fue entonces cuando vimos caer un rayo al otro lado del bosquecillo.
-¡Qué raro: si luce un sol precioso! -dije -¡vamos, corre!
Cuando Clara me alcanzó, se paró jadeando a mi lado, tras los árboles. Miramos juntas hacia el suelo, a un lugar desde el que una fuerte luz nos deslumbraba. Luego nos miramos la una a la otra y luego volvimos a mirar hacia el mismo lugar. La luz ya no era tan cegadora y pudimos distinguir en ella una carita, con unos ojillos asustados que nos miraban parpadeando curiosos.
-¡Hola!-dijo aquella luz con cara.
-¡Hola!-respondimos nosotras a dúo.
-¿Quién eres? o ¿qué eres?- pregunté, porque pensé que, al ser la mayor tenía que tomar las riendas de la situación ante aquél ser desconocido. Pero pronto dejó de ser desconocido, ya que nos dijo que se llamaba Astrid y era una estrella bebé. Tras charlar un poco más, decidimos invitarla a venir a casa y, como no se decidía a seguirnos, quisimos cogerla en brazos. Pero...¡pesaba muchísimo! y no pudimos. Dijimos a Astrid que nos esperara un poquito y echamos a correr en busca de Lucas; quizás si la cargábamos en su silla de ruedas podríamos transportarla entre los tres.
Volvimos al poco rato, sudorosas, empujando el asiento de Lucas, que estaba intrigado e impaciente por conocer a “una estrella bebé”. Hacía tiempo que yo no veía ese brillo de vida en los ojos de mi hermano y me alegraba mucho que tuviera de nuevo entusiasmo por algo.
Lucas y Astrid se saludaron y se presentaron y, cuando intentamos llevar a cabo nuestro plan, notamos que la estrellita ya no pesaba tanto y, aunque con gusto se había decidido a caminar con pasitos cortos junto a nosotros, pude llevarla en brazos para ir más rápido. Ella parecía encantada con el enfermito, y él también con ella. ¿Sería eso lo que llaman “amor a primera vista”?.
Una vez en casa, nos sentamos en el cuarto de jugar y empezamos a saber más cosas de Astrid. Por ejemplo, que el motivo de que antes pesara tanto, era que, cuando las estrellas están tristes o asustadas, pesan mucho (¿están apesadumbradas?). Al confiar en nosotros, su peso disminuyó. Supimos también que las estrellas bebé, a diferencia de los bebés humanos y animales, tienen muchos, muchos años, aunque sean muy jóvenes para ser una estrella adulta. ¡Y saben tantas cosas del Universo y de todo, que parece mentira!. Conocen todos los idiomas que se hablan en la tierra, no sólo los de las personas, sino también los del viento, el mar, las flores, los animales y las piedras.
Astrid nos contó que todas las estrellas, cuando aún son bebés, tienen que buscar una misión para su vida. Esa mañana ella había salido por el cielo a buscar la suya. Pero, sin querer, se alejó demasiado de su casa. Aunque sus padres le habían recomendado que nunca fuera más allá del letrero que decía: “¡peligro, agujeros negros!”, ella, distraída, no se dio cuenta y siguió caminando.
-¿Qué son agujeros negros?-preguntó Clara.
-¿No sabéis qué son los agujeros negros?- dijo Astrid, con cara de extrañeza. Y sacó del bolsillo de su traje de estrella, un pequeño diccionario en el que estaban escritas las palabras más difíciles de su idioma, traducidas al lenguaje de los niños. Cuando lo estaba consultando, un ruido nos sobresaltó:
-Pero, ¿Qué es lo que están viendo mis ojos, niños? ¿Qué es esto?-mamá nos había sorprendido con Astrid. La estrellita, asustada, pesaba tanto que se iba hundiendo en el cojín, donde se había sentado. Los tres hermanos nos quedamos mudos, pensando en lo que íbamos a decir. Entonces nuestra mamá siguió hablando:
-¡Cuanto me alegro de veros otra vez jugando, charlando y riendo juntos, después de tanto tiempo tristes!. Ya veréis como al final todo va a salir bien. Lavaos las manos y bajad a cenar, ¡venga!- y se marchó sonriendo.
Nos miramos unos a otros muy sorprendidos: ¡ella no podía ver a Astrid!, Si no hubiera dicho algo.
-Los mayores no pueden verme, salvo que vuelvan a tener un corazón de niño...-dijo Astrid y así nos lo aclaró todo.
-¿Qué son agujeros negros?- Insistió Clara, que cuando preguntaba algo, no dejaba de repetir la pregunta hasta que alguien le respondiera.
-Son como...es...algo que hay en el cielo..., una mezcla entre un desagüe del lavabo y un imán. ¿Verdad que cuando quitas el tapón del desagüe del lavabo, todo el agua corre y cae por él?. Pues eso mismo pasa con todo lo que está alrededor de los agujeros negros. Pero además con tanta fuerza, o más, que un imán cuando atrae las cosas de hierro. ¡Se lo traga todo!- explico Astrid.
-Como tú, ja, ja ,ja-Lucas se rió mientras me señalaba.
-¡Qué miedo dan los agujeros negros! ¿No?-Dijimos Clara y yo.
-Pues sí, pero yo fui más lista- Astrid siguió su historia explicando cómo uno de esos agujeros estuvo a punto de tragársela. Pero ella, para salvarse, le hizo cosquillas debajo de la nariz. Entonces el agujero negro estornudó y Astrid salió disparada a gran velocidad, hasta que fue a caer en el lugar en el que la encontramos.
Una voz nos interrumpió desde la cocina:
-¡A cenaaaar!
-Es mamá, tenemos que bajar. Hasta luego- me despedí de la estrellita.


2-VIVIENDO CON ASTRID
Astrid pasó la noche en el cuarto de Lucas y estuvieron charlando y riendo casi todo el tiempo.
A la mañana siguiente Clara y yo nos fuimos al colegio. Lucas se quedó con la carita triste porque tenía que recibir sus clases en casa, a través de Internet. Luego, un enfermero le hacía hacer unos ejercicios para poder volver a andar; le cansaban mucho. Pero todo había cambiado, porque nuestra estrellita estuvo haciendo los problemas de matemáticas con él y luego imitaba sus ejercicios al lado del enfermero, haciendo reír mucho a nuestro hermano.
Por la tarde, volvimos corriendo, deseando llegar a casa cuanto antes. Allí nos encontramos a Lucas muy preocupado.
-Tengo que deciros una cosa: Astrid se ha perdido, no la encuentro por ningún sitio- nos dijo.
Recorrimos toda la casa y los alrededores, buscándola y llamándola hasta que, tristes regresamos al cuarto de Lucas. Una vocecita conocida nos alegró de golpe:
-¡Hola!, ¿dónde estabais?. Creo que me he quedado dormida; las estrellas solemos dormir de día y estar despiertas de noche, ¿sabéis?- ¡Era Astrid!
-Y tú, ¿dónde estabas?- le pregunté, un poco enfadada.
-Aquí. ¡Ah! Me olvidé de deciros que mientras estamos durmiendo no se nos puede ver. Perdonadme.
Era imposible no perdonar a Astrid cuando ponía esa carita tan dulce. Pero quedamos de acuerdo en que mientras estuviera en casa intentaría cambiar el sueño para dormir de noche, igual que nosotros. Y...¡pelillos a la mar! Seguimos jugando y riendo. Acabamos la tarde en el patio, pasándonos la pelota de uno a otro; Astrid se subía en ella y, bien agarrada con sus patitas, se divertía mucho volando de unas manos a otras. Hasta que se puso a llorar...
-¿Qué te pasa?- Le preguntamos.
-Tengo mucha hambre- respondió. Y le trajimos un poco de pan con chocolate, pero nos explicó que no comía de eso sino comida de estrellas bebé.
-Y ¿qué comen las estrellas bebé?-Clara no desaprovechaba la ocasión de hacer una pregunta.
-Comemos un buen plato de “la canción del Universo“, un poquito de luz y calor y, sobre todo, nos alimentamos de los deseos generosos de las personas.
Lo de “la canción del Universo” no lo entendimos muy bien, pero parecía que era que Astrid se quedaba muy quieta a escuchar la música que el Universo cantaba desde el principio de los tiempos, y se empapaba de ella, como una esponja. En cuanto a lo demás, le trajimos una lámpara, una estufa y también la fuimos poniendo al sol, a ratitos. Luego venía lo de los deseos generosos...Fuimos por todo el pueblo preguntando a todos qué era lo más generoso que habían deseado jamás, y anotando las respuestas en una libreta. Casi todos pedían esas cosas mientras miraban el cielo estrellado de noche. Así es que dimos de comer a nuestra radiante amiga: un “coche nuevo para el marido de la Sra. Català”, “salud para los hijos de casi todos los del pueblo”, “más descanso para el papá de Martita, que trabajaba mucho”, y muchos más deseos parecidos...
Fueron pasando los días y cada vez queríamos más a Astrid y ella a nosotros.
Lucas y ella pasaban tanto tiempo juntos que se volvieron inseparables. Él se compró un libro para aprender más cosas de las estrellas y conocer mejor a nuestra amiguita.


3-LA CANCIÓN DEL UNIVERSO
Un día, mientras jugábamos en el prado, empezó a llover. A pesar de eso, el sol seguía brillando en el cielo. Cuando pasa eso, siempre sale el arco iris, con sus siete bonitos colores: rojo, anaranjado, amarillo, azul, añil y violeta. El color añil es un color azul oscuro; eso lo sé porque papá me lo explicó una vez.
Al ver el arco iris, Astrid salió corriendo y se puso a mirarlo con los ojos muy abiertos. Luego empezó a reírse y a cantar con una voz muy dulce y misteriosa. Era un sonido muy bonito, como cuando pasas un dedo mojado por el borde de una copa de cristal, o como cuando el viento silba. Pero mucho más dulce y hermoso. Y le salieron muchos arco iris de las patitas. Después empezó a brillar primero más y luego menos, y luego otra vez más y otra vez menos, como si fuera un intermitente. Lucas nos explicó que eso se llamaba titilar y lo hacen todas las estrellas. Lo había leído en su libro nuevo.
Astrid nos dijo que así era como hablaba con su familia y con las otras estrellas y que el arco iris eran las gotas de lluvia hablando entre ellas y con el sol. Nos explicó que el universo habla siempre así, cantando.


4-UNAS VISITAS MUY AGRADABLES
Aquel fin de semana Fernando, nuestro hermano mayor, volvió de la Universidad a pasar las vacaciones de verano en casa. Y por si estábamos poco contentos, también vino la abuela.
¡Cuántos abrazos, besos, y más abrazos! ¡Qué alegría verlos de nuevo!
Pasamos unos días maravillosos. Nosotros, los tres hermanos pequeños, paseábamos tranquilamente con Astrid por todas partes pensando que nadie más la vería, pero la abuela nos llamó con mucho secreto al cuarto de juegos: nos dijo que ella sí podía verla. ¡Claro, la abuela debía de ser uno de los adultos que volvían a tener el corazón de niño!. Cuando le explicamos toda la historia, ella se comprometió a no decir nada a nadie.
Fernando ya no era un niño ni tampoco adulto del todo, por eso podía oír a nuestra amiga estrellita, pero no podía verla. Al saber lo que pasaba, dijo que nos ayudaría. ¡Es un hermano estupendo!


Lucas estaba cada vez mejor y salía al jardín a veces con él y papá a jugar un poco al fútbol. Ya no estaba tan triste, sino que iba recuperando el brillo de los ojos y el color de las mejillas.
Una noche, a Lucas se le ocurrió algo muy divertido: ir todos a cenar unos bocadillos al prado para poder jugar con las luciérnagas y ver las estrellas. Astrid era muy feliz aleteando entre todos esos puntitos de luz y charlando con ellos. Nos hizo prometer que nunca más cazaríamos ninguna para meterla en un bote.
Nos pusimos a jugar a la pelota y, como Astrid volaba, agarrada a ella, de mano en mano, todos veíamos muy bien a pesar de ser de noche. Todos menos papá, mamá y Fernando, claro. Nuestros padres no entendían cómo podíamos coger tan bien la pelota sólo con la luz de la luna. Al ver que nos reíamos tanto, pensaron que eran cosas de niños. La abuelita, traviesa, nos guiñaba el ojo derecho, porque ella sí podía verla.
Aquella noche, Astrid nos presentó a su familia que nos saludó titilando desde el cielo.

5-HORA DE DESPEDIRSE

Al cabo de unas semanas, tuvimos que despedirnos de Fernando y la abuela. Por si fuera poco, Astrid nos dijo que ya había encontrado su misión y que debía regresar a su casa del cielo. Nos pusimos muy tristes, pero, como la queríamos mucho, quisimos ayudarla a cumplir sus deseos.
-¿Cómo volverás al cielo?-le pregunté en seguida, porque yo era la mayor de los tres hermanitos y pensé que debía resolver los problemas.
-Como todas las estrellas bebé que caen a la tierra mientras buscan su misión- respondió-. Cada noche de San Lorenzo, el 10 de agosto, vienen unas cuantas estrellas mayores a buscarnos. Es lo que vosotros llamáis la “lluvia de estrellas” o “lágrimas de San Lorenzo“. Las esperaré y me iré con ellas.
Le escribimos muchas frases bonitas en una postal de despedida para que nos recordara cuando estuviera en su casa y le hicimos algunos regalos. Clara su pasador favorito. Lucas, sonriendo, le regaló su bastón; ya no lo necesitaba, porque caminaba perfectamente; y yo una caja de lápices de colores para que les hiciera dibujos nuestros a su familia y a sus amigos y los pusieran en la puerta del frigorífico (yo entonces no sabía que las estrellas no tienen frigorífico en casa).
Astrid estaba muy callada pensando en su viaje. Tampoco le gustaba dejarnos, ahora que ya tenía una misión y era casi una estrella adulta. Y es que las estrellas bebés se hacen mayores cuando ya tienen su misión.
Llegó la noche de la “lluvia de estrellas” y salimos a despedir a nuestra radiante amiga Astrid, que estaba muy crecida, y muy guapa y brillante.
Pero allí nos dio una estupenda noticia: dijo que había cambiado de opinión y no se marcharía. Para cumplir su misión, se quedaría siempre con nosotros. Nos pusimos muy contentos.
De pronto, sucedió algo que no esperábamos: Astrid brilló mucho y voló muy deprisa y fue hacia Lucas. Lucas sonrió mucho, mucho, con una sonrisa muy bonita. La misión de Astrid era convertirse en la sonrisa de Lucas para que ninguno de nosotros volviera a sentirse nunca triste.

Como no nos gustaba esconderles cosas a papá y mamá, Lucas, Clara y yo, se lo explicamos todo. Ellos se echaron a reír, se miraron entre ellos y dijeron: ¡qué bonito es ser niño y tener fantasía!
Pero la abuela sí que nos entendió.

Desde entonces Astrid vive en la sonrisa de Lucas y desde allí juega con nosotros. Siempre recordaremos el precioso día en que la conocimos.

Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Pilar V.Padial


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